Introducción al mindfulness

Desde hace unas décadas el término mindfulness ha pasado a formar parte de nuestro vocabulario psicológico como ha sucedido también con otros vocablos como estrés o meditación tan asociados a él. Sin embargo, esta generalización ha conllevado, como suele suceder, una cierta falta de precisión en su uso y el consiguiente surgimiento de errores y confusiones.

Por ese motivo creemos conveniente realizar una primera aproximación al mindfulness en este artículo con la intención de que sirva de orientación a los lectores para decidir si puede serles útil o si prefieren buscar alguna otra forma de trabajo psicológico y emocional.

Origen

Para ello empezaremos indicando que el sistema fue creado por el doctor Jon Kabat-Zinn que en 1979 abrió una clínica de reducción de estrés en la Facultad de Medicina de la Universidad de Massachusetts. Posteriormente, en 1988, creó el sistema MBSR (Mindfulnes Based Stress Reduction) que tenía como objetivo reducir el estrés y el dolor y aumentar el bienestar general. Inicialmente el programa estaba dirigido a enfermos que tenían que hacer frente a sentimientos de miedo, dolor culpa, rabia, frustración, rechazo, etc. Y se basaba, en parte, en los descubrimientos sobre los beneficios de la meditación oriental realizados por psicólogos norteamericanos como Keith Wallace, Daniel Goleman o Richard J. Davidson a partir de la década de los 70.

Definición

La gran novedad que aporta este método es que se basa en la ancestral práctica budista de meditación de la atención plena de la que se han prescindido de los aspectos religiosos y morales.

En ese sentido la definición más conocida y difundida de Kabat-Zinn, su creador, afirma que “Mindfulness es la conciencia que aparece al prestar atención deliberadamente en el momento presente y sin juzgar, al despliegue de nuestra experiencia”.

Por tanto, podríamos decir que el mindfulness es una forma de entrenamiento mental basado en la meditación cuyo objetivo es el desarrollo de la capacidad de atención. Ésta, para ser útil y valiosa, debe cumplir una serie de requisitos:

  • Estar enfocada a un objeto concreto.
  • Evitar emitir juicios.
  • Fomentar las cualidades de curiosidad, apertura y paciencia.
  • Estar ubicada y centrada en el momento presente.
  • Tener como propósito contemplar los contenidos y estados mentales que van surgiendo.
  • Emplearse con la intención de que el sujeto sea cada vez más compasivo, amoroso, menos enjuiciador.

Por tanto se trataría de conseguir un equilibrio entre una mente que funciona de manera frenética y una que lo hace de forma demasiado laxa. Ese estado consistiría en algo que podríamos definir como una relajación enfocada.

Para conseguir ésta se requiere entrenar la capacidad de dar un paso atrás y observar la experiencia sin identificarse con los pensamientos o con los vaivenes de las emociones. Hay que conseguir sólo observar lo que sucede sabiendo que lo que está ocurriendo no somos nosotros, no es nuestra identidad.

Práctica

En la práctica podemos indicar, de forma muy sintética, que las principales técnicas que utiliza el mindfulness son:

  • atención a la respiración,
  • escáner sistemático de las sensaciones corporales,
  • ejercicios físicos para trabajar,
  • a conciencia instante tras instante de los pensamientos y sentimientos que se van presentando.

Además, este sistema diferencia entre la práctica formal que consistiría en el empleo de las técnicas y herramientas que acabamos de mencionar en un tiempo y un espacio controlados. Y, por otra parte, estaría la informal que es la aplicación de las mismas en la vida cotidiana en las actividades diarias para actuar en ellas con atención y concentración para ser más conscientes.

Beneficios

La práctica del mindfulness tiene los siguientes beneficios físicos, mentales y emocionales comprobados a lo largo de sus 30 años de aplicación.

  • Reducción del estrés y la ansiedad.
  • Disminución de los pensamientos negativos y obsesivos.
  • Minimizar los síntomas de la depresión.
  • Aumento del estado de relajación general.
  • Mejora de la calidad del sueño.
  • Reducción de los procesos antinflamatorios asociados a enfermedades degenerativas o autoinmunes.
  • Aumento de la energía y la vitalidad.

Además, una de las grandes ventajas del mindfulness es que constituye un remedio que, una vez aprendido, puede practicarse individualmente, casi en cualquier momento, y lugar y con un bajo coste.

Por todo lo dicho hasta ahora nos gustaría recomendar que se pruebe este sistema para darle una oportunidad y, la mejor forma que se nos ocurre de hacerlo, es recordar estas palabras del sabio poeta sufí Rumi:

Realiza una práctica diaria.

La lealtad que le profeses

hará de anilla en tu puerta.

Sigue llamando, porque la dicha interior

acabará abriendo una ventana

para ver quién va.