¿Por qué solemos fracasar en los propósitos de año nuevo?

Año nuevo, propósitos nuevos. O quizá no tan nuevos ¿Algunos propósitos se mantienen de año en año, y le siguen como un compañero fiel? No se sienta mal por ello. Es una experiencia frecuente que tiene en general una causa común. El problema es que proponerse metas no es fácil; todo lo contrario, tiene técnica. En los años 90 algunos autores norteamericanos estudiaron las metas de miles de personas para comprender mejor qué tipo de metas facilitaban su consecución. O por qué algunas metas se asociaban a una mayor satisfacción, y otras por el contrario, con mayor ansiedad. Veamos qué averiguaron. Por ejemplo, descubrieron que las metas muy difíciles o muy fáciles generan desmotivación. En nochevieja, con el ánimo por las nubes tras haber cumplido el ritual de las doce uvas, nos sentimos capaces de todo y solemos apostar por las metas más difíciles. Y luego la historia acaba como acaba.

Otro descubrimiento algo más antiguo pero que sigue aún vigente es que las metas a corto plazo son la clave del éxito. Seguir una meta a medio o largo plazo supone una enorme carga para el músculo motivacional, que queda exhausto y finalmente abandona. Las metas a corto plazo, que conectan el presente con el futuro, permiten que las metas a más largo plazo no se nos “hagan bola”. Una persona que se propone aprender inglés necesitará metas más inmediatas para no caer en el desánimo, como buscar academias o bares de intercambio, leer un libro en inglés, comprar un libro de gramática, etc. De nuevo, en nochevieja no tenemos tiempo de planear mucho las metas a corto plazo y nos dejamos lo más importante por definir.

Otro hallazgo importante es que las metas contradictorias nos generan mucho malestar y frustración. Es decir, si tenemos dos metas y avanzar en una de ellas implica retrasar la otra, tenemos un problema importante.

¿Qué metas nos generan más satisfacción? En general, las metas que se relacionan con nuestros intereses intrínsecos -como aprender un instrumento o hacer un voluntariado- tienden a generar más satisfacción que aquellas que tienen que ver con intereses más externos como la imagen, el estatus o el consumo.

Finalmente, hay un tipo de metas que suele generar problemas; lo que algunos autores denominaron metas de evitación. Estas metas formuladas en negativo, como dejar de fumar -o trabajar menos-, resultan mucho menos atractivas para nuestro sistema motivacional ya que lograrlas no se asocia a una experiencia de satisfacción sino de alivio. Y por esa razón son metas mucho más difíciles de lograr. Enmarcarlas en un proyecto en positivo que realmente uno quiera conseguir –sentirse más saludable- es una forma de evitar el problema y gestionar mejor sus metas.

AUTOR:

Gonzalo Hervás.

Universidad Complutense de Madrid

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