¿Cómo de fiables son en realidad las Apps que escanean los alimentos?
En los últimos años, se ha puesto de moda el uso de Apps para escanear alimentos y obtener su información nutricional.
Cada vez es más común ver a personas en supermercados usando sus teléfonos móviles para escanear los productos antes de comprarlos.
Utilizan diversas aplicaciones que, al leer el código de barras, interpretan los ingredientes y proporcionan detalles sobre su composición nutricional o emiten un juicio sobre su nivel para la salud.
Actualmente, los expertos están advirtiendo sobre la poca fiabilidad de este tipo de aplicaciones y solicitan, no solo que haya una mayor supervisión en el etiquetado de los productos alimenticios, sino que también abogan por incluir educación nutricional en las escuelas, así como regular y controlar las etiquetas.
Cuando escaneamos el código de barras de un alimento envasado utilizando la cámara del teléfono, es posible obtener información sobre su valor nutricional, su nivel de procesamiento y los aditivos que incluye a través de aplicaciones de nutrición, al menos teóricamente.
A pesar de esto, nutricionistas y dietistas no comparten la misma confianza en este recurso.
La doctora Mercedes Noval, experta del Servicio de Endocrinología en el hospital Son Espases, no respalda completamente el uso de aplicaciones de alimentación, ya que cuestiona su fiabilidad.
Como ejemplo, menciona que una App podría calificar una barra de pan industrial elaborada con harinas de baja calidad como producto saludable, una afirmación con la que no concuerda.
Asimismo, destaca que un alimento saludable no significa necesariamente que sea bajo en calorías o que no se pueda consumir en grandes cantidades.
Un ejemplo de ello es el de la avena, un cereal altamente fibroso y saludable, pero que contiene 350 calorías en 100 gramos.
Según su perspectiva, estas aplicaciones “pueden servir como referencia, pero no deben tomarse al pie de la letra”.
La doctora Noval enfatiza en la importancia de formarse en nutrición, argumentando que esta debería enseñarse en todas las escuelas.
Pilar García, nutricionista y dietista de la clínica Quirón, también cuestiona su fiabilidad.
Señala la falta de regulación y control en el etiquetado de productos alimenticios envasados, lo cual dificulta cada vez más las compras para el hogar.
Muchos productos etiquetados como ‘Bio’ o ‘Light’ son vendidos por la industria alimentaria como saludables, a pesar de contener altos niveles de azúcares añadidos o grasas saturadas.
“La única diferencia entre un producto light y otro es que tiene un 30% de grasa”.
“Cuando compramos o comemos, lo hacemos por los ojos y porque nos aseguran que lo que nos venden es saludable, cuando en realidad puede no serlo, a pesar de escanear un código de barras y confirmarlo con una aplicación”, afirma la nutricionista.
“Nunca he descargado ninguna de estas aplicaciones. Al comprar un producto envasado, debes ser consciente de que ha sido procesado”, explica García.
“Es necesario examinar detenidamente la letra pequeña y comprender en qué se fundamentan estas aplicaciones para poder seguir sus recomendaciones. ¿Evalúan el contenido de azúcar, el refinado y las grasas? No realizan un análisis al 100% del producto”, reflexiona.
Argumenta que “un producto light puede contener más azúcares, grasas y ser más calórico que uno que no lo sea. A veces se nos vende como saludable cuando en realidad no lo es tanto”.
“Mi consejo es que todas las personas deben aprender a alimentarse de manera variada (a menos que tengan una condición de salud específica). La cantidad de cada alimento a consumir dependerá de cómo le siente a cada individuo.”
“No creo en dietas universales porque es necesario adaptarse a cada situación. Por eso, las aplicaciones pueden ser útiles, pero no son totalmente fiables al 100%”, concluye.
Los consumidores no necesitan Apps que les digan directamente “compra” o “no compres” esto es “bueno” o “malo”, sino a un profesional que les ayude a comprender la información presentada en las etiquetas.
Pues de lo contrario, la industria de alimentos ultraprocesados acabará interviniendo en este tipo de tecnología, lo que lo hará todo mucho más complicado.
Como conclusión, la clave para combatir la mala alimentación radica en brindar información y la educación adecuada.
“No necesitas comer menos, sino comer bien.“