¿Afectan tus relaciones personales en tus ganas de hacer ejercicio?
El ambiente en el que nos desenvolvemos y las personas con las que interactuamos tienen un impacto significativo en nuestra relación con el ejercicio físico.
Con frecuencia, nuestras relaciones personales afectan en nuestra vida, comportamiento y actitud.
Sin embargo, al hablar de actividad física, es importante considerar una nueva perspectiva, ya que el entorno juega un papel crucial en nuestras acciones diarias.
Javier Butragueño, coordinador del Grupo de Trabajo de Ejercicio Físico y Obesidad de la SEEDO, señala que, familiares, amigos y las dinámicas laborales pueden ser factores que limiten nuestra actividad o que impidan desarrollar hábitos saludables.
Butragueño sugiere diversos métodos para promover ambientes activos, tales como:
- Educar y concienciar sobre las ventajas del ejercicio regular mediante campañas de salud pública.
- Diseñar urbanismo que incluya espacios adecuados para la práctica deportiva e implementar iniciativas comunitarias que fomenten la actividad física.
- Ofrecer especial atención a personalidades públicas que sirven de modelo a seguir (como Pau Gasol y Rafa Nadal, quienes han creado fundaciones dedicadas a la promoción del deporte).
- Aprovechar la tecnología mediante aplicaciones móviles de salud y bienestar.
- Construir comunidades virtuales que reúnan a personas con intereses similares en cuanto a actividad física.
Asimismo, es importante transformar la mentalidad de ser reactivos (aquellos que piensan que no se puede cambiar el entorno) a adoptar una postura proactiva (quienes analizan lo que se puede modificar y toman medidas para conseguirlo con los recursos disponibles).
Según nos explica Helios Pareja, doctor en Fisiología y Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, esto significaría fomentar o participar activamente en todo lo que promueva el “moverse más”, sobre todo en los espacios donde solemos pasar gran parte del día, como nuestro trabajo o casa.
Fomentar horarios flexibles para estimular la práctica del deporte, impulsar el uso de bicicletas o implementar programas de salud corporativa que incluyan actividades de bienestar, son algunas de las acciones que las empresas podrían adoptar para lograrlo.
Por otra parte, dentro del hogar, recomienda plantear disminuir el uso excesivo de dispositivos electrónicos, con la intención de transformar la dinámica familiar hacia algo más motivador para promover así más actividades físicas compartidas, en lugar de ver televisión juntos.
Mario Muñoz, especialista en Fit Generation y Doctor en Medicina del Deporte, coincide en la necesidad de ser un modelo a seguir dentro del hogar.
Él afirma que es muy difícil inculcar hábitos saludables en niños si se pasa mucho tiempo con pantallas o usando el coche constantemente.
Los padres deben ser un reflejo, tanto para fomentar el deporte como para practicar juntos conductas que beneficien a toda la familia.
Por otro lado, además del ámbito laboral y familiar, algunos factores del entorno pueden incitar al sedentarismo.
Josemi del Castillo, entrenador y graduado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, propone soluciones prácticas para combatir los factores obesogénicos presentes en la comunidad.
Algunas de las estrategias que sugiere para contribuir a frenar el aumento de las tasas de obesidad son, por ejemplo, la ampliación de las zonas peatonales y para ciclistas o la conservación y expansión de áreas verdes y equipamientos deportivos.
También habla del aumento en la inversión del transporte público y la designación de más espacios “libres de coches”.
Así mismo, otro aspecto crucial para combatir el sedentarismo es considerar la dimensión social.
José G. Donate, experto en psicología deportiva del Instituto Centta, señala que entrenar acompañado no solo hace que la actividad física sea más amena y divertida, sino que también ayuda a establecer un entorno social positivo que promueve el compromiso y la perseverancia.
La creación de un espacio basado en la colaboración y la motivación grupal resulta clave para mantener el compromiso con el ejercicio a largo plazo, incluso en momentos de desmotivación, permitiendo que el ejercicio se transforme en un hábito disfrutable.
Es evidente que el entorno juega un papel crucial.
Sin embargo, tal y como señalan los especialistas, no debemos permitir que se convierta en un pretexto para caer en la “ley del mínimo esfuerzo”.
La mente posee una inclinación natural a optar por aquellas acciones que requieran menos energía.
En este sentido, el psicólogo del Instituto Centta, subraya que la motivación intrínseca, aquella que brota de nuestro interior, es fundamental para iniciar un estilo de vida más activo y para sostener ese compromiso a largo plazo.
Señala que, si no contamos con una razón interna que nos motive, difícilmente mantendremos una rutina de ejercicio constante, incluso si el entorno es adecuado.
Helios Pareja explica que la motivación intrínseca es más potente que la extrínseca, especialmente porque no podemos controlar los factores externos que nos afectan.
Y añade que, si la razón para mantener una vida saludable depende de nuestro entorno, un cambio en éste podría hacer que perdamos la motivación.
Es por este motivo que el autoconocimiento se muestra como una de las herramientas esenciales para identificar aquello que realmente nos brinda placer.
Por ejemplo, hay personas que les motiva realizar actividades en las que predomine el sentido de pertenencia y comunidad, como el CrossFit.
Lo importante es que nuestras actividades sean coherentes con nuestros valores, personalidad y preferencias.
Del Castillo menciona que la motivación está estrechamente ligada a lo que establece la “teoría de la autodeterminación” (Ryan, 2000).
Esta se basa en la idea de que hay tres necesidades psicológicas naturales: competencia, autonomía y relación.
La primera necesidad subraya que nos vinculamos más con actividades en las que sobresalimos y que nos generan la sensación de ser competentes y válidos.
Con respecto a la autonomía, uno de los aspectos que puede aumentar el compromiso es la libertad para hacer elecciones.
Cuando se trata de las conexiones que surgen de la práctica deportiva, aquellas que fomentan un sentido de comunidad son especialmente poderosas.
Según Del Castillo, el grupo social incentiva y motiva a realizar ejercicio, incluso en días en los que alguien no tenga ganas de hacer deporte.
Esto viene respaldado con la idea de que es más difícil decepcionar a alguien a quien no deseas fallar que a uno mismo.
Además, contar con el respaldo de un profesional puede resultar igual de beneficioso.
Múltiples estudios científicos avalan que contar con un entrenador preparado y profesional, que planifique las rutinas de ejercicio, ayuda a reforzar el compromiso con la actividad física y mejora los rendimientos, asegurando la salud y previniendo lesiones.
Butragueño resalta la importancia de identificar las “líneas rojas” que nos permitan establecer límites con aquellas personas cercanas que, posiblemente, nos lleven hacia el sedentarismo.
Esto les haría comprender que necesitamos un espacio para realizar actividad física.
Advierte que el verdadero problema surge cuando es la sociedad misma la que nos limita en la gestión de las horas de ejercicio.
Por esta razón, el especialista sugiere liberarnos de aquello que nos afecta.
Como dijo Jiddu Krishnamurti, según el escritor Mark Vonnegut: “No es signo de buena salud el estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma.”
“No es signo de buena salud el estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma.“