Entrevista a Eduardo Mayoral, director de Seguridad de ALSA.

El autobús es uno de los medios de transporte favoritos cuando tenemos que viajar. El amplio abanico de rutas (tanto de corto, como de medio o largo recorrido), el precio, y la seguridad que proporciona este medio se encuentran entre sus grandes ventajas.

El autobús es una de las formas más seguras de viajar, pero no quiere decir que no estén exentos de sufrir un siniestro de tráfico. Como afirma Eduardo Mayoral, “hemos visto la necesidad de medir lo que ocurre antes de los siniestros, por lo que hemos implantado avanzadas tecnologías que nos permiten medir y controlar los rebases de velocidad, estilos de conducción (frenazos, acelerones, movimientos bruscos, etc.), comportamientos y reacciones de nuestros conductores antes ciertas situaciones en la circulación, reclamaciones de clientes, inspecciones cliente misterioso, etc.”

LA RESPONSABILIDAD DE TRANSPORTAR PERSONAS

ALSA ha firmado la Carta Europea de la Seguridad Vial y, por ello, son conscientes de que ser conductor de autobús requiere de una gran profesionalidad y responsabilidad, por lo que la selección y desarrollo de los conductores es un proceso clave. “Disponemos de rigurosos procesos de evaluación y formación continua de conductores con el objeto de disponer de los mejores profesionales del sector. Valoramos no sólo la aptitud técnica sino también concedemos importancia al perfil psicológico de cada conductor para asegurar que se ajusta a los requisitos del puesto de trabajo”, remarca Eduardo Mayoral, quien añade que la formación es el punto fuerte de su sistema de seguridad.

De hecho, en la empresa dispone de un equipo de más de 140 formadores en España, Marruecos, Suiza y Portugal, que en 2021 impartieron más de 34.000 horas de formación en diversas materias relacionadas con la seguridad (técnicas de conducción defensiva, tecnologías de seguridad, actuación ante emergencias, etc.).

AUTOBUSES CON SISTEMAS ADAS

Contar con un parque de autobuses renovado es vital para garantizar la máxima seguridad. La compañía, que dispone de una flota de más de 5.400 vehículos, tiene una política de renovación de su parque, que consiste en equipar las últimas novedades tecnológicas en cuanto a seguridad, tales como el detector de salida fuera de carril (SPA), el control de distancia con el vehículo que nos precede (ART) y sistemas avanzados de frenado (ABS) de última generación, etc. Los últimos autobuses cuentan con otros sistemas de ayuda a la conducción, como frenado de emergencia (ABA), dispositivos de detección de fatiga, retrovisores con cámara, sistemas de detección de peatones, asistente de carril, control de presión de neumáticos…

Recientemente, ALSA y Fundación MAPFRE han colaborado junto al Instituto Asturiano de Prevención de Riesgos Laborales y la Jefatura Provincial de Tráfico de Asturias (DGT) en una campaña para concienciar sobre los riesgos de los ángulos muertos. Y es que cuanto más grande es el vehículo, más grandes son las zonas donde el conductor no tiene visibilidad. Además, la mayor dificultad se produce precisamente en vías urbanas, en las que conviven usuarios muy diversos.  Tal y como afirma Eduardo Mayoral, “los cambios en la movilidad de las ciudades, producidos en los últimos años, hacen necesario tomar medidas adicionales para asegurar una adecuada convivencia del transporte público con los VMP (Vehículos de Movilidad Personal), como bicicletas y patinetes en entornos urbanos cada vez más complejos. Este cambio en la movilidad de las ciudades produce un cambio en el tipo de siniestralidad (según datos de la DGT, actualmente en España, un 60% de los siniestros viales con víctimas se producen en ámbitos urbanos)”.

SÓLO 2 DE CADA 10 VIAJEROS HACEN USO DEL CINTURÓN DE SEGURIDAD EN EL AUTOBÚS

Desde octubre de 2007 es obligatoria la instalación de cinturones de seguridad en los autobuses. Si el autobús cuenta con este importante sistema de seguridad, los pasajeros deben llevarlo abrochado. Sin embargo, pocos lo hacen. Un estudio realizado por Fundación MAPFRE y ALSA pone de relieve que solo 2 de cada 10 pasajeros hacía uso del cinturón de seguridad. Igualmente se constató que un simple recordatorio por los altavoces de la obligatoriedad de usar los cinturones incrementaba su uso hasta casi el 70%.

Por ello, la compañía realiza periódicamente campañas de comunicación externa para sensibilizar a los viajeros de la conveniencia de utilizar el cinturón. “En mi opinión, existe una sensación de seguridad por parte de los viajeros que dificulta su utilización de manera generalizada”, afirma el responsable de Seguridad de la compañía.

SE BUSCAN CONDUCTORES CAPACITADOS EN EL SECTOR

Como hemos indicado, los conductores de transporte de viajeros tienen una gran responsabilidad. Por ello, en compañías como ALSA aseguran un adecuado control de los conductores empleando avanzados procesos de monitorización y supervisión del desempeño del personal de conducción.

Tal y como afirma Eduardo Mayoral, “cualquier infracción o sanción recibida por nuestros conductores es objeto de investigación y análisis por parte del supervisor del conductor afectado y del departamento de seguridad”. La compañía realiza muestreos periódicos para comprobar que no hay conductores dentro de su plantilla sin puntos. “Afortunadamente, no se ha producido ninguna incidencia en este sentido”, afirma.

Igualmente, hay que señalar que la empresa cuenta con un programa voluntario de reconocimientos médicos anuales a sus conductores, con amplias coberturas adicionales gratuitas, por encima de los requisitos mínimos obligatorios, para garantizar que los conductores se encuentran en perfectas condiciones para desempeñar su trabajo.

En esta línea, Mayoral hace referencia a la “responsabilidad compartida entre administraciones públicas, reguladores, operadores de transporte y resto de usuarios de la vía, lo que exige alinear los esfuerzos de todas las partes implicadas. Tanto las administraciones como los operadores, en sus respectivos ámbitos de responsabilidad, y en forma coordinada, deben adaptar infraestructuras, material móvil, y otros elementos del sistema, para hacer un transporte amigable, flexible y adecuado a la demanda de todo tipo de personas”.

Además, demandan cambios legales que permitan a las empresas de transporte de autobuses establecer reconocimientos médicos obligatorios a conductores profesionales con carácter periódico, realización de controles preventivos de drogas y alcohol por parte de conductores, reconocimiento de los esfuerzos en materia de seguridad en licitaciones y concursos públicos de transporte, etc.

Por último, la compañía se encuentra actualmente con un gran reto que afecta a todo el sector. Y es la escasez de conductores profesionales en el mercado laboral, “lo que obliga a reforzar los esfuerzos en la selección y desarrollo de nuevos profesionales”, concluye.

 

AUTOR:

Fundación MAPFRE