¿QUÉ VENTAJAS TIENEN LAS EMPRESAS QUE APUESTAN POR LOS VEHÍCULOS ELÉCTRICOS EN SUS FLOTAS?
Hoy por hoy se puede decir que, aunque cada vez más las empresas apuestan por los vehículos eléctricos, éstos no terminan de implementarse del todo. La opción que más convence a las compañías es, sin duda, el vehículo híbrido. El 70% de las firmas españolas ya utiliza o utilizará este tipo de motorización en los próximos 3 años
Así lo revela el Arval Mobility Observatory, donde también se recoge que el 39% de las empresas prevé incorporar unidades eléctricas a su parque de vehículos. En el lado negativo, la escasez de puntos públicos de recarga es el principal inconveniente, pero hay que tener en cuenta los muchos puntos positivos de contar con una flota total o parcialmente electrificada.
Sin duda, uno de los beneficios mayores que pueden encontrar las compañías que apuestan por los vehículos eléctricos dentro de sus flotas es el menor impacto medioambiental. Una razón de peso para apostar por la movilidad eléctrica es el cuidado del planeta, ya que estos vehículos tienen cero emisiones durante su circulación. Las empresas que cuentan con este tipo de vehículos dentro de su parque automovilístico reducen de forma significativa sus emisiones contaminantes.
Por supuesto, otra gran ventaja son los incentivos fiscales, como este ejemplo de inversiones ambientales en las empresas en Madrid, o la posibilidad de recibir ayudas como las del programa de transformación de flotas de vehículos pesados de transporte profesional por carretera. Las compañías cuentan con una reducción muy notable en impuestos en la compra, matriculación (el impuesto es del 0%) o circulación de vehículos eléctricos.
A esto hay que añadir el menor gasto en combustibles fósiles. En el caso de los vehículos totalmente eléctricos, el consumo de gasolina o diésel es cero. Muchos son autosuficientes en buena parte de los kilómetros recorridos.
No se puede negar que el precio de los vehículos eléctricos ha sido hasta la fecha uno de los grandes inconvenientes para su despliegue. Sin embargo, el coste para las empresas suele ser menor, sobre todo cuando se adquieren varias unidades. Además, este precio se va reduciendo poco a poco, aunque todavía no es asumible para muchas empresas. Hay ayudas, como el Plan Moves , con las que se busca renovar el parque automovilístico español, que actualmente tiene una edad media de 13,9 años.
A la mencionada bajada de precio que se está registrando hay que sumar que este tipo de coches o furgonetas requieren de un menor mantenimiento (no hay embrague, correa de distribución o cambios de aceite, por ejemplo), pero en el lado contrario está que la mano de obra puede ser más cara por la alta especialización que requiere esta nueva tecnología.
Otro punto muy valorable es la mejor imagen de la empresa, tanto hacia sus empleados como hacia clientes y proveedores. Y es que es importante que una entidad cuide su imagen de marca. Además, se crea conciencia medioambiental y la compañía se posiciona como una entidad comprometida con el clima.
Ligado al menor impacto de emisiones de CO2 y a la imagen, hay que señalar el cumplimiento de la política de Responsabilidad Social Corporativa (RSC). Reducir las emisiones contaminantes debe figurar siempre entre los objetivos de una compañía dentro de su RSC. Por supuesto, este compromiso va de la mano de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Por ejemplo, el ODS 13 introduce el cambio climático como cuestión primordial en las políticas, estrategias y planes de países, empresas y sociedad civil.
Además, al adquirir vehículos eléctricos se está renovando la flota y, por lo tanto, se apuesta por vehículos más nuevos, seguros y con los últimos avances tecnológicos y sistemas de ayuda a la conducción (ADAS). Se estima que los ADAS reducen el riesgo de sufrir un siniestro de tráfico en un 57%. Se trata de 51.000 siniestros viales que se evitarían o cuyas consecuencias se verían mitigadas significativamente, según la Dirección General de Tráfico (DGT). Sistemas como el asistente de velocidad inteligente (ISA) o la alerta de cambio involuntario de carril (LDW) deben ser ya incorporados de serie en los modelos de nueva homologación, sin que esto suponga un extra.
Por supuesto, hay una mayor satisfacción de los empleados, que suelen demandar vehículos menos contaminantes y seguros. No hay nada como contar con trabajadores que se sienten seguros y satisfechos y, por supuesto, el tipo y estado del vehículo en el que se mueven contribuye a ello.
También hay que destacar que con los vehículos eléctricos es posible acceder a las Zonas de Bajas Emisiones y se puede estacionar en zonas reguladas (aparcamiento en zonas verdes y azules), algo muy útil cuando se trata de vehículos de empresa que están en constante movimiento, como pueden ser repartidores o comerciales. También se puede circular por los carriles Bus/VAO cuando hay mucho tráfico sin necesidad de llevar acompañante.
Por último, hay que señalar que las empresas que deciden incorporar vehículos eléctricos se anticipan a futuras políticas públicas restrictivas y, además, la conducción de este tipo de vehículos se caracteriza por ser suave y cómoda, algo perfecto para entornos urbanos donde se suelen hacer muchas paradas y hay retenciones con frecuencia.
En definitiva, las compañías pueden encontrar multitud de razones para sumarse a la electrificación de sus flotas, siendo dos especialmente importantes: el cuidado del planeta y la mejora de la seguridad vial. El 11,3 % del total de siniestros de trabajo se producen precisamente en el entorno vial, tanto al ir y volver del trabajo como durante la jornada, según los últimos datos del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST). Cuidar de la flota de vehículos es también cuidar a los trabajadores.
AUTOR:
Fundación MAPFRE