Hmotnostný limit detských sedačiek
Aunque no deja de ser una simplificación de las prescripciones del Reglamento 129, lo cierto es que el peso continúa siendo una de las variables en las sillas de niños, incluso las que son de Reglamento 129, pero con una importante diferencia: ahora el peso es una declaración de responsabilidad del fabricante de la silla de niños.
Sabemos que las sillas de niños se prueban con unos dummies de determinado peso. En concreto estos dummies representan a un bebe neonato, a un bebé de un 1 año, a un bebe de 18 meses, a un niño de 3 años, a uno de 6 años y a uno de 10 años. Como todos los niños son diferentes, aún cuando tengan la misma edad, los dummies representan al 50 percentil de cada edad, tanto en tamaño como en peso.
El Reglamento define qué dummies se deben utilizar para la comprobación de cada rango. Por ejemplo, para una silla de niños desde los 40 cm hasta los 125 cm, los dummies a utilizar serian el Q1, el Q1 ½, el Q3 y el Q6.
Al contrario que en el Reglamento 44 donde el rango de pesos venia definido en la normativa, ahora es el fabricante del producto el que define el límite de peso de la silla de niños. La normativa solamente cubre el peso del propio dummy, ya que es la que nos marca la evidencia empírica, no obstante, el fabricante de la silla de niños puede definir un rango de pesos mayor, bajo su responsabilidad, entendiendo que adopta las medidas necesarias para garantizar la información que aparece en su etiqueta de homologación, tanto en altura como en peso.
Por eso es de suma importancia también en las sillas de niños homologadas con el reglamento 129 comprobar si la etiqueta de homologación indica un peso máximo del menor, y asegurarse que nunca superamos ese peso ni la altura también definida en dicha etiqueta. El fabricante es quien ha comprobado que para esos los limites conjuntos de altura y peso la silla de niños continúa teniendo un nivel de seguridad adecuado.
Por lo tanto, a la hora de comprar una nueva silla de niños debemos también valorar el peso máximo autorizado por las sillas de niños. pero dado que esta comprobación es algo fuera de la protección de la homologación, debemos asegurarnos de las pruebas realizadas por el fabricante para definir los límites.
Una buena práctica por parte de algunos fabricantes, que debería ser general para todos, es hacer públicas estas comprobaciones que garantizan los límites definidos, y que hacen más confiables sus productos.
AUTOR:
Fundación MAPFRE