Edulcorantes ¿son tan sanos como pensamos?

Los edulcorantes pueden ayudar a reducir las calorías de algunos alimentos, pero ¿son realmente útiles?, ¿presentan efectos adversos graves?, ¿cuántos tipos hay? En este artículo  responderemos a las principales dudas respecto a este ingrediente.

Qué son los edulcorantes

Podemos definir como edulcorante a aquella sustancia química que es capaz de endulzar los alimentos al igual que el azúcar pero aportando menos energía.

Gran parte de la población española sufre problemas de sobrepeso. La obesidad es una enfermedad que está presente incluso entre los más pequeños.

Los nutricionistas recomiendan un máximo de siete cucharadas de azúcar al día para evitar que surjan futuros problemas de salud.

Controlar la cantidad de azúcar que ingerimos no resulta tan sencillo, ya que no solo cuenta la que añadimos a nuestros platos y recetas, puesto que hay alimentos que contienen un porcentaje elevado. Ejemplo de ello son los refrescos y gaseosas.

Las personas intentan reemplazar el uso de este endulzante a través de los edulcorantes con el fin de obtener un menor número de calorías.

Tipos de edulcorantes

Podemos clasificarlos en la siguiente tipología:

  • Edulcorantes naturales o calóricos. Monosacáridos (glucosa, fructosa, galactosa, etc.) y disacáridos (sacarosa, lactosa…).
  • Edulcorantes nutritivos. Los dividimos entre aquellos derivados del almidón y los derivados de la sacarosa.
  • Azúcares-Alcoholes o polioles (sorbitol, manitol, xilitol, etc).
  • Neoazúcares: fructo-oligosacáridos.
  • Edulcorantes intensos. Diferenciamos entre los artificiales o los de origen vegetal.

Los del grupo naturales y nutritivos son aquellos que producen 4 kilocalorías por gramo. Sin embargo, los no nutritivos son sustancias que logran endulzar sin aportar kilocalorías, o bien, aportando una cantidad mínima. Entre los acalóricos destacan la sacarina, el ciclamato y el acesulfamo.

Para segmentar de forma más concisa los tipos de edulcorantes, podemos establecer la siguiente división:

  • Naturales o calóricos.
  • Artificiales o no calóricos.

Controversias con los edulcorantes

Estos han sido algunos de los edulcorantes empleados por la industria alimentaria que han tenido más controversias:

Sacarina

En la década de los setenta algunos estudios apuntaron que la sacarina era cancerígena. No obstante, a través de varios análisis e investigaciones se demostró que en las dosis en las que se emplea para alimentos no hay probabilidades de que provoque cáncer.

Aspartamo E- 951

Contiene fenilalanina, por lo que no se recomienda en usuarios que padecen fenilcetonuria, una enfermedad metabólica. En estos casos los usuarios podrían sufrir daños en el sistema nervioso y el cerebro.

Estevia

Es el edulcorante autorizado de forma más reciente. A pesar de que se califica como natural, lo cierto es que la que compramos no lo es. Lo que se utiliza son los glucósidos esteviol, compuestos químicos que dan sabor dulce a las hojas de la planta sudamericana Stevia rebaudiana, los cuales contienen unas dosis máximas permitidas. La clave está en no superar dicha cantidad.

Acesulfamo

Es más dulce que el azúcar, sin calorías y no se altera con el calor. Algunos estudios apuntaron que posee efectos cancerígenos y que altera el sistema nervioso, la tiroides y el desarrollo durante el periodo de gestación.

Ciclamato

Prohibido en Estados Unidos, Japón e Inglaterra por asociarse a la aparición de cáncer de vejiga. A partir de 2003 la Unión Europea estableció una reducción de su uso en golosinas, helados e incluso elixires bucales.

Efectos de los edulcorantes sobre la salud

No cabe duda de que lo primero que pensamos respecto a la sustitución del azúcar por edulcorantes es que se trata de una buena idea, ya que aportan un menor contenido calórico.

Sin embargo, algunos estudios apuntan que ciertos productos procesados pueden contener más calorías que su versión azucarada, puesto que se reemplaza el azúcar por otros nutrientes como grasas.

Hasta el momento existen muchos detractores respecto al empleo de edulcorantes. Los principales efectos secundarios que se señalan son: una alteración en los niveles de azúcar, pueden provocar una mayor sensación de hambre y tienden a modificar nuestro gusto haciendo que prefiramos alimentos más dulces.

A pesar de los efectos citados anteriormente, aún no contamos con los estudios suficientes que respalden todos esos inconvenientes. Por otro lado, los edulcorantes artificiales están regulados y verificados para su uso en la alimentación.

La estevia, uno de los más empleados, parece no alterar el apetito y, además, podría contribuir a regular la glucosa.

¿Son un riesgo para la salud?

Los edulcorantes, al igual que ocurre con otros aditivos, están sometidos a un estricto control de seguridad. Los fabricantes están obligados a certificar lo siguiente:

  • Que el edulcorante empleado no causa efecto adverso.
  • Que no contribuye a la aparición de cáncer.
  • No puede afectar a la reproducción.
  • Garantizar que no genera reacciones alérgicas.

Sus efectos en la microbiota

Podemos afirmar que aquellos que están basados en derivados de aminoácidos no provocan cambios en la microbiota intestinal.

Entre los clasificados como no calóricos solo la sacarina y la sucralosa podrían cambiar la microbiota, pero se necesitan más investigaciones y estudios que lo certifiquen.

Los edulcorantes de tipo poliol no se absorben o lo hacen mínimamente. Pueden alcanzar el intestino y aumentar el número de bifidobacterias.

En definitiva, es necesario continuar realizando más investigaciones para conocer realmente los efectos que producen los edulcorantes en la microbiota de los humanos y si todos presentamos el mismo grado de vulnerabilidad.

Conclusión

Es cierto que los edulcorantes permiten reemplazar el azúcar de muchos platos y alimentos para reducir el aporte calórico.

Estos ingredientes están controlados y, por lo general, su ingesta resulta segura. No obstante, es necesario determinar la cantidad máxima de edulcorantes en los alimentos y sensibilizar a la población sobre su consumo lógico para no sobrepasar el grado de peligrosidad de este aditivo alimentario.