¿Cómo puedo seguir una dieta baja en sal pero sin dejar de disfrutar de la comida?

La sal es un elemento muy común en nuestra dieta, y es necesaria para el correcto funcionamiento del organismo. Es el mejor potenciador del sabor de los alimentos  además de uno de los más antiguos conservantes.

La cantidad diaria recomendada es de 5 gramos, mientras que la dieta habitual  sobrepasa esta cifra. En España el consumo medio diario de sal se sitúa en los 9.8 g, siendo de 11.3 g en los hombres y 8.3 g en las mujeres. Los alimentos habituales de la dieta española que proporcionan mayor cantidad de sal son los embutidos, el pan, los derivados lácteos como el queso, y los platos precocinados. De toda la sal de la dieta solo el 20 % procede de la sal añadida durante el cocinado.

Como norma general se recomienda el consumo de sal yodada.

Reducir el consumo de sal a 5 gramos al día —equivalente a una cucharita de café—  se asocia a una disminución del 23% en la incidencia de ictus o embolia y a un 17% menos de episodios cardiovasculares, como la angina de pecho o el infarto de miocardio.

Si el médico te ha recomendado reducir el consumo de sal, existen todo tipo de condimentos, especias, frutas y verduras que pueden ser buenos sustitutos:

  • Ajo, cebolla, puerro, cítricos (pomelo, naranjas y limones) y especias (perejil, pimienta, hinojo, clavo, orégano, albahaca, azafrán, jengibre, etc.)  Todas ellas contribuyen a realzar los sabores.
  • El aceite de oliva virgen además de su naturaleza cardiosaludable, dará un sabor mediterráneo a tu comida.

Otras claves para reducir el contenido de sal de nuestra dieta son:

  •  Elección de alimentos frescos en lugar de precocinados, envasados o enlatados.
  • Limitar el empleo o no añadir sal durante el cocinado y hacerlo una vez cocinado el alimento.
  • Usar sales bajas en sodio para sazonar los alimentos.
  • A la hora de comprar alimentos envasados, leer las etiquetas y elegir aquellos que tengan menos sal, incluso en aquellos que a priori no deberían contenerla como por ejemplo los cereales de desayuno o la bollería.

AUTOR:

Fundación Mapfre