¿Se puede condimentar o presentar la comida de los niños para hacerla más atractiva?

Uno de los trastornos más frecuentes en las consultas del pediatra es que el niño no come suficiente. En general se debe asumir que el niño come lo que necesita, auto-regulando su ingesta de energía y nutrientes. Sin embargo, ante una falta de apetito, el rechazo de alimentos que habitualmente comía o el consumo de raciones menores, es habitual que los cuidadores perciban esta situación como una situación de riesgo, forzando al niño a comer, promoviendo así el desinterés por el alimento o incrementando el consumo por encima de sus necesidades.

El apetito del niño es un indicador clave de sus necesidades calóricas. La estrategia de “acabar todo el plato” puede conducir a que el niño incremente la cantidad de alimento ingerido en una sola ocasión, siendo un paso hacia la petición de raciones mayores, con el riesgo que esto supone por su relación con la obesidad.

Aparte de poder utilizar algún condimento que por su sabor e incluso por su color pueda “animar” la comida habitual, es aconsejable adquirir una serie de hábitos saludables para que la hora de comer no se convierta en una tortura para padres y niños. Es importante que haya variedad alimentaria y un ambiente alegre y confiado, no es momento para enfados ni reproches. Hay que establecer un hábito en cada comida: lavarse las manos antes de comer, dejar las otras actividades para ir a la mesa y apagar la televisión. Demos ejemplo con nuestra dieta y comamos de manera variada, demos a probar sabores diferentes, al principio como un juego hasta que el niño aprenda a diversificar y amplíe su abanico de comidas. Evitemos el famoso menú infantil con pasta, pizza o hamburguesa y ofrezcamos variedad de frutas y verduras. Es importante no prolongar la comida más de 30-40 minutos y no llenar en exceso los platos. Si es preciso, deberemos espaciar más las comidas. Estos consejos nos serán muy útiles para superar con éxito, o al menos sin fracaso, las horas de las comidas.

También vale la pena:

  • Disponer en casa de una gran variedad de alimentos saludables al alcance de los niños.
  • No prohibir el consumo de alimentos superfluos, pero evitar tenerlos en casa.
  • Para introducir alimentos nuevos, tener paciencia y exponer repetidas veces al alimento sin forzar y usando distintas formas de prepararlo o presentarlo.
  • No obligar ni forzar a tomar un alimento o un plato determinado.
  • No premiar con alimentos o bebidas superfluas.
  • Probar nuevas formas de preparar el alimento que se rechaza.
  • Hacer al niño partícipe de las decisiones alimentarias tanto en la compra como en la planificación de menús y cocinado.
  • Mostrar ejemplos que refuercen buenos hábitos, principalmente poniéndolos en práctica toda la familia
  • Controlar la toma de otros alimentos entre las comidas.

 

AUTOR:

Academia española de nutrición y dietética