Coherencia cardiaca. Introducción

En este artículo nos gustaría presentar la coherencia cardíaca, una técnica de cuerpo-mente con la que se pueden obtener grandes beneficios físicos, mentales y emocionales. A diferencia de otras más conocidas que se basan en técnicas de culturas ancestrales, ésta recurre a la ciencia y a la tecnología.

¿Qué es la coherencia cardiaca?

El término coherencia cardiaca y su uso ha sido desarrollado y difundido en gran medida a partir de la década de los noventa por el Instituto HeartMath de la ciencia del corazón de Estados Unidos, que reunió a científicos de campos tan dispares como neurología, cardiología, psiquiatría, psicología, física o ingeniería.

Con aportes de cada una de esas disciplinas. se realizaron estudios y experimentos que demostraron que, trabajando con el corazón, en concreto con la variabilidad de la frecuencia cardiaca, se podía mejorar el estado general del organismo y lograr la mejora de determinadas dolencias y enfermedades.

En qué consiste esta técnica

Lo que diferencia esta técnica psicológica de otras es que HeartMath ha creado un sistema que incluye libros, talleres de formación y tecnologías para aplicar el método. Entre estas últimas destaca la invención de varios aparatos de feedback a tiempo real de la variación de la frecuencia cardiaca. El primero salió al mercado en 1999 con el nombre de emWave. Más adelante se realizaron variaciones para utilizar en Iphone, iPad, ordenadores, etc.

Básicamente estos aparatos y programas constituyen una forma de monitorear y controlar la modificación del estado del corazón para saber si ha alcanzado la coherencia o no. Aunque sea un poco triste reconocerlo, para los occidentales necesitados de flechitas indicadoras, supone una valiosa ayuda el poder ver en una pantalla de ordenador o de móvil como cambia el estado del corazón a medida que se realizan los ejercicios propuestos para ese fin.

Pero, antes de hablar de este concepto y método, nos gustaría hacer un breve inciso sobre el papel que desempeña el corazón en nuestro organismo porque creemos que es mucho menos conocido de lo que se suele pensar.

Papel del corazón en nuestro organismo

En ese sentido, el corazón, lejos de ser una mera bomba mecánica que hace circular la sangre, tiene importantes funciones que surgen de su relación con el resto del cuerpo y su capacidad para transmitir información que puede modificar su funcionamiento.

Así, por un lado, existe una comunicación neurológica entre el corazón y el cerebro y sorprende mucho saber que el 90% de las fibras nerviosas que los conectan ascienden del corazón al cerebro y no al revés, como podríamos suponer.

Además, el corazón tiene la capacidad de producir hormonas como la atriopeptina que, no sólo colabora en el mantenimiento del equilibrio de líquidos y sales, sino que también tiene la capacidad de inhibir la producción de hormonas del estrés y de liberar oxitocina, la conocida coloquialmente como “hormona del amor”. Por otra parte existe una comunicación biofísica del corazón a través de la onda del pulso.

Por último existe una influencia de tipo magnético pues el corazón es el órgano del cuerpo que produce un mayor campo magnético, llegando a ser cinco mil veces más fuerte que el producido por el cerebro. Y este campo envuelve a todo el cuerpo en un ámbito de 360 grados y de entre 2 y 3 metros de alcance.

Está estudiado que estas señales eléctricas se vuelven caóticas cuando se experimentan sentimientos de frustración o rabia y, por el contrario, al sentir amor, compasión o gratitud esas señales se vuelven estables y ordenadas.

Tras este repaso de las funciones del corazón nos resultará mucho más creíble y comprensible la capacidad que existe de que, modificando el funcionamiento de éste, se produzcan cambios en el resto de la fisiología.

Relación entre las emociones y el funcionamiento del corazón

El estudio angular que sostiene esta teoría fue publicado en 1995 en la revista American Journal of Cardiology y analizaba la relación existente entre las emociones y el funcionamiento del corazón y como éste podía alterar otros aspectos de la fisiología.

En él se demostraba que el miedo, la ansiedad, la frustración, la impaciencia o el estrés alteraban la variabilidad de la frecuencia cardiaca y desincronizaban el sistema nervioso lo que, a su vez, provocaba un aumento de estas emociones y afectaba las funciones mentales.

Por el contrario, como afirma Deborah Rozman, presidenta y codirectora del instituto HeartMath, “las emociones positivas como el cariño, el amor, el interés por los demás y la compasión incrementaban el orden y el equilibrio en el sistema nervioso, lo cual se traducía en ritmos cardiacos suaves y armónicos, y en ondas más sinusoidales (coherentes).”

“Dichos ritmos no sólo reducían el nivel de estrés, sino que, de hecho, potenciaban en los sujetos la capacidad de pensar con claridad y de autorregularse su respuesta emocional”. Igualmente este funcionamiento armonioso repercutía en las emociones y afectaban positivamente a la fisiología creando un estado denominado coherencia cardiaca, que es el que da nombre al método porque es su objetivo.