Las carreteras convencionales a examen
Las carreteras convencionales registran una alta siniestralidad vial, tanto en España como en Europa. Concretamente, en España 3 de cada 4 siniestros de tráfico en carretera se producen precisamente en este tipo de vías secundarias.
“El tema que hoy nos ocupa es particularmente importante”. Esta declaración de Julio Domingo Souto, director general de Fundación MAPFRE, daba el aldabonazo de salida a una jornada organizada el pasado 9 de abril con tres objetivos esenciales: el análisis la siniestralidad en las carreteras secundarias en España y Europa, la propuesta de soluciones factibles y el estudio de casos de buenas prácticas de la mano de expertos europeos de la seguridad vial.
Los datos de la DGT avalaron la dimensión del problema. En las carreteras secundarias se producen dos de cada tres fallecidos y la mitad de los atropellos se producen en este tipo de carreteras. Para Pere Navarro, director general de Tráfico en España, “la carretera no es la causa de los accidentes, pero puede minimizar sus consecuencias”.
En este mismo sentido, Juan Pedro Fernández Palomino, director general de Carreteras del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, afirmaba que “dónde tenemos el reto de la seguridad vial es en la red convencional”. Con solo el 14% de tráfico, estas carreteras secundarias concentran el 40% de las víctimas mortales. Pero su papel sigue siendo imprescindible, ya que garantizan el derecho a la movilidad de ciudadano. Desde el Gobierno se apuesta por un modelo de conservación preventivo que ponga al día en tres años 1.500 km de la red de carreteras convencionales.
Copiar y pegar
A la hora de tomar decisiones sobre las soluciones para mejorar la siniestralidad en estas carreteras, el presidente de ETSC, Walter Eichendorf, planteaba la jornada como un espacio para la inspiración. Si para solucionar algo ya se han encontrado buenas ideas, “copia y pega”. Con este talante, en el encuentro se pudo conocer el caso de éxito de las carreteras 2+1 de Suecia, las medidas adoptadas en la República Checa para evitar las colisiones contra obstáculos en la carretera que están detrás de la mayoría de los siniestros y las actuaciones específicas llevadas a cabo en Austria para la protección de los motoristas en las carreteras secundarias.
Hacer trajes a medida
Pero en el ámbito de las carreteras convencionales, ese “copia y pega” no es tan fácil de implementar. Así lo remarcaba María del Carmen Plaza, directora general de Seguridad Vial y Sostenibilidad Viaria de la Comunidad de Madrid: “el 60% de los accidentes se concentran en la red convencional en la comunidad de Madrid. Pero la casuística es diferente casi en cada tramo” A la hora de implementar soluciones “hacen falta trajes a medida”, afirmó, “necesitamos soluciones innovadoras. Y hacer pilotos para ver si las acciones que se realizan son efectivas, ya que tienes que particularizar las medidas y establecer criterios de adaptación”.
La carretera convencional es una prioridad
Para Pedro Tomás Martínez, coordinador N29 de la Secretaría General de Infraestructuras del Ministerio de Transportes y Movilidad, la carretera convencional es una prioridad, ya que tiene un índice de siniestralidad cuatro veces mayor que la de alta capacidad y concentra el 50% de la mortalidad. Pero ¿cómo actuar? ¿qué fondos se necesitan? ¿en qué plazo se pueden acometer las medidas de mejora? Hay que mejorar el conocimiento técnico en la investigación de la siniestralidad y conocer la génesis del siniestro. “Debemos tener mejores herramientas para mejorar las soluciones”, afirmó en su intervención.
Datos para la vida
Los expertos están de acuerdo en que trabajar con los datos de los vehículos conectados aporta una inmediatez que sirve para hacer protocolos de actuación y apoyar en la toma de decisiones. Además, cuando se implementa una actuación en una carretera, los datos que se van recibiendo de los coches conectados permiten saber cómo reacciona el conductor ante la medida tomada y analizar si se cumple el objetivo perseguido. Para Jesús Monclús, director del Área de Prevención y Seguridad Vial de Fundación MAPFRE, toda esta información son “datos para la vida”.
Dos informes imprescindibles
En la jornada, se han presentado dos informes:
- Reduciendo la muerte en las carreteras rurales (PIN Flash 46), realizado por la ETSC, pone de relieve la necesidad de que gobiernos nacionales inviertan significativamente para mejorar la seguridad de las carreteras rurales con el fin de alcanzar el objetivo colectivo de la UE de reducir a la mitad las muertes en carretera para 2030. El trabajo señala que unas 10.000 personas murieron en 2022 en las carreteras rurales no motorizadas de la UE, lo que representa aproximadamente la mitad de todas las muertes en carretera.
Jenny Carson, investigadora y autora del estudio, ha señalado que, detrás de estos siniestros, hay algunas causas recurrentes como el exceso de velocidad. “El límite de velocidad en las carreteras, a veces, no es el apropiado para el diseño de la carretera o el trazado”, afirmó. “También está el hecho de que en las carreteras rurales hay muchos vehículos diferentes. Hay vehículos pesados, coches, ciclistas y, a veces, peatones. Así que hay un gran potencial de conflicto entre los diferentes tipos de usuarios de la carretera, todos en la misma carretera”.
En lo que se refiere a las medidas más urgentes para frenar esta siniestralidad vial, la responsable del ETSC apunta que hay que examinar estas carreteras, evaluarlas, averiguar dónde se producen las colisiones y luego tomar medidas para solucionar los problemas.
En la presentación de este informe realizado por la Asociación Española de la Carretera y Fundación MAPFRE, Jesús Monclús afirmó: “hoy toca hablar de las carreteras, con valentía, vehemencia y cierta urgencia. Estamos en una encrucijada en al ámbito de las inversiones en carretera. No es momento para tímidos, es momento de reclamar más inversiones”.
El estudio permite cuantificar la inversión necesaria para mejorar la seguridad en este tipo de vías, identificar soluciones efectivas y analizar los retos actuales. Entre las conclusiones más impactantes del estudio, Monclús destacó que, con una inversión de 1.800 millones de euros destinados a la mejora de estas vías, se podrían salvar nada menos que 300 vidas al año y más de 800 heridos graves.
“Se trata de una inversión que puede parecer elevada, pero que lleva asociado un retorno socioeconómico incuestionable en un plazo de tiempo muy corto, entre 2 y 4 años. La prevención es la inversión más rentable, pero reducir al máximo el número de víctimas mortales y graves a coste cero no es realista. No invertir, o invertir poco, supone “miles de tragedias al año”, ha añadido.
La Visión Cero siempre en mente
El director ejecutivo del ETSC, Antonio Avenoso, destacó la importancia de tener en mente la Visión Cero, es decir, que a largo plazo nadie muera o resulte gravemente herido en las carreteras europeas. “Es importante que tengamos esta visión, es importante que tengamos estos objetivos, pero también tenemos que recordar que necesitamos medidas, porque un objetivo sin medidas es como lo que llamamos un tigre sin dientes, no hace daño, no hace nada. Realmente necesitamos tomar medidas sustanciales en todos los ámbitos. Necesitamos mejorar la gestión general de la seguridad vial, necesitamos mejorar los vehículos, necesitamos mejorar las infraestructuras, mejorar el comportamiento, mejorar la atención posterior al siniestro”, ha remarcado.
Como afirmaba Julio Domingo Souto en su intervención al inicio de la jornada, “el objetivo cero debe ser el único éticamente justificable”.
AUTOR:
Fundación MAPFRE