Calzado adecuado para evitar lesiones

 

 

  1. Antideslizante: es aconsejable utilizar zapatos de suela antideslizante y bastante plana para favorecer el equilibrio y evitar resbalones.
  2. Diferentes momentos, diferente calzado: tanto los zapatos muy planos como los de tacón alto pueden perjudicar a nuestra salud. Los primeros tienden a sobrecargar el talón, y los segundos, el antepié. La clave es encontrar un calzado con una altura media y combinar diferentes zapatos según las ocasiones. Si se utiliza un único calzado, el cuerpo tiene que adoptar constantemente una misma posición. Lo ideal es buscar zapatos cómodos para llevar durante la mayor parte del tiempo y utilizar el tacón alto solo para momentos concretos.
  3. Deporte: una forma de evitar lesiones deportivas es usar un calzado adecuado a la actividad que se vaya a desarrollar que, como norma general, será cómodo, apretado en la justa medida y con los cordones bien atados. Además, es mejor llevar siempre calcetines.
  4. En la playa: practicar deporte en la playa sin zapatillas puede provocar lesiones como esguinces de tobillo, fracturas por sobrecarga y problemas lumbares, entre otros, como consecuencia del impacto directo de los pies contra el suelo. Para evitarlo, lo mejor es utilizar calzado deportivo.
  5. Sandalias de dedo: la moda actual ha convertido las sandalias de dedo en un calzado muy popular para el verano porque deja al descubierto todo el pie, lo cual contribuyen a que el pie sude menos. Sin embargo, y a pesar de esta ventaja, no se trata de un calzado recomendado porque su suela plana y blanda y la tira como único punto de apoyo entre la sandalia y el pie, hacen que al caminar se realice un esfuerzo mayor al habitual, que puede conllevar sobrecargas musculares y lesiones. Las sandalias de dedo están especialmente desaconsejadas en niños; serán mucho mejor aquellas que estén bien sujetas al pie y que eviten elementos entre el primer y el segundo dedo.
  6. Pies cubiertos: En caso de realizar un trabajo en el que podamos sufrir cortes o golpes en los pies, utilizará el calzado de seguridad, que debe estar homologado y ser adecuado para cada riesgo.
  7. Suela de caucho: para subirse a escaleras, los zapatos con suela de caucho o hule permiten un buen agarre. Por el contrario, con los zapatos con suela de cuero resulta fácil resbalarse.
  8. Punta de acero: muchas profesiones industriales en las que, por ejemplo, se desarrollan trabajos con máquinas pesadas o se levantan grandes cargas, requieren el uso de zapatos o botas con punta de acero para protegerse de accidentes laborales. En estos casos, no solo es aconsejable utilizar este tipo de calzado, sino que es una norma básica.
  9. Zapatos infantiles: lo más indicado para los niños es un calzado que esté totalmente sujeto al pie para dar seguridad y estabilidad, sobre todo en sus primeros pasos. Los cordones y el velcro son buenas alternativas a las hebillas metálicas, que pueden producir erosiones o heridas en el dorso del pie.
  10. Personas mayores: unos zapatos con suela de goma para no resbalar, con un tacón bajo, ajustados al pie y bien atados con cordones, contribuirán a reducir el riesgo de caídas en las personas mayores.

AUTOR:

Asociación Española de Especialistas de Medicina del Trabajo