Bruce Springsteen o cómo la depresión no hace distinciones

Cada vez son más los personajes famosos que han roto el silencio para expresar lo que han vivido. Winston Churchill lo bautizó como el perro negro. Otras personas lo describen como un pozo muy oscuro, y algunos dicen que podría parecerse al mismo infierno. Mitos de nuestro tiempo, como Bruce Springsteen, han desvelado que ha sido una experiencia recurrente a lo largo de su vida. Nos referimos a la depresión, un trastorno que puede provocar intensos sentimientos de desesperanza, falta de disfrute o baja autoestima aunque también otros síntomas como la fatiga, marcadas alteraciones del apetito o el sueño, o molestias físicas difusas.

 

La depresión es algo cualitativamente distinto a sentir tristeza o abatimiento. Es más extensa; afecta a más áreas de la persona, a menudo provocando, además de alteraciones emocionales, también dificultades cognitivas en áreas como la atención o toma de decisiones, o incluso, como decíamos, síntomas físicos. También es un proceso más profundo y más duradero que un episodio de estado de ánimo bajo. La depresión impide a menudo llevar una vida normal; provoca dificultades serias en áreas clave como el trabajo, las relaciones interpersonales, etc. Incluso las sencillas tareas del día a día, se vuelven un mundo debido al nivel de embotamiento que a menudo produce. No en vano, según la Organización Mundial de la Salud es la tercera causa de discapacidad en el mundo incluyendo todas las enfermedades físicas.

 

Algunas personas se sienten impotentes y asustadas durante el proceso depresivo y es normal, porque muchas veces la persona no comprende ni sabe cómo controlar su estado de ánimo. Aún peor es cuando la persona se siente vulnerable y angustiada ante la posibilidad de recaer, lo cual a menudo se debe a no haber tenido la oportunidad de entender lo que ha sucedido, de comprender cómo funciona la mente y de los recursos que hay que dominar para tener más control sobre nuestro estado de ánimo.

 

A veces la persona llora o está más sensible de lo normal, aunque no siempre sucede así. Una persona a la que atendí hace un tiempo no entendía el diagnóstico de depresión ya que no se sentía especialmente triste sino más bien irritable. Lo que sucedía es que muchas cosas iban mal en su vida pero estaba cerrado a verlas, lo apartaba todo para poder seguir adelante, para poder con todo. Pero el malestar, la frustración o la insatisfacción no se pueden esconder eternamente. La depresión no se produce por ser débiles, sino al contrario, muchas veces es por querer ser fuertes. Demasiado fuertes, demasiado tiempo. Afrontar la realidad y desahogarse a tiempo con alguien de confianza puede parar el proceso antes de que los círculos viciosos de la depresión consigan hacerse con el control de la mente y el cuerpo. Además, cuando la depresión es muy recurrente, o cuando se combina con reacciones eufóricas, puede ser una señal de que el disparador de la depresión es fundamentalmente neurobiológico. Aunque no es muy frecuente, también hay que tener en cuenta esta posibilidad.

 

Es difícil mantener que la depresión es algo propio de personas débiles tras ver hablar de ello a Bruce Springsteen, un ejemplo de fortaleza y éxito en casi todos los sentidos. De hecho, cuando observamos que otros artistas de gran éxito y reconocimiento como Alicia Keys o John Lennon han vivido este proceso, podemos también llegar a la conclusión de que no hace falta vivir grandes adversidades para que la depresión nos visite. A veces, carencias menos visibles como no tener un sentido claro en la vida, el agotamiento, la soledad, o el descontento con uno mismo, pueden acabar en una depresión cuando se mantienen en el tiempo sin resolverse ni afrontarse.

 

No, sufrir una depresión no debería ser algo de lo que avergonzarse. De hecho, a veces es la base de la resiliencia. La resiliencia es la capacidad de afrontar la adversidad; y es importante resaltar que las personas más resilientes a veces lo son porque antes han enfrentado situaciones muy duras, incluso atravesando un proceso depresivo. La depresión por tanto no es una señal de baja resistencia sino un desafío que nos permite aprender, solos o con ayuda profesional, cómo levantarnos tras una dura caída. Aunque obviamente lo ideal es evitar llegar a ese punto, es decir, anticiparse y remontar el vuelo antes de tocar el suelo. Para ello, y entre otros muchos posibles, podríamos seguir un consejo del propio Springsteen: “La amistad muchas veces te impide resbalar al abismo”.

AUTOR:

Gonzalo Hervás.

Universidad Complutense de Madrid

Fundación Mapfre