Bienestar emocional en el trabajo.

Las buenas relaciones son importantes para su bienestar mental. Sirven para, entre otras cosas, ayudarte a construir un sentido de pertenencia y autoestima, darte la oportunidad de compartir experiencias positivas, proporcionar apoyo emocional y a su vez, te permiten apoyar a los demás.

Mantenerse activo no sólo es bueno para la salud física y la forma física. Está demostrado que también puede mejorar su bienestar mental, ya que aumenta la autoestima, ayuda a fijarse objetivos o retos y a alcanzarlos, provocando cambios químicos en el cerebro que pueden ayudar a cambiar de forma positiva el estado de ánimo.

Las investigaciones demuestran que el aprendizaje de nuevas habilidades también puede mejorar su bienestar mental al aumentar la confianza en uno mismo y la autoestima, ayudar a construir un sentido de propósito y a conectar con los demás.

Las investigaciones sugieren que los actos de generosidad y amabilidad pueden ayudar a mejorar el bienestar mental, ya que crean sentimientos positivos y una sensación de recompensa, a la vez que proporcionan un sentimiento de propósito y autoestima.

Prestar más atención al momento presente puede mejorar tu bienestar mental. Esto incluye tus pensamientos y sentimientos, tu cuerpo y el mundo que te rodea.

Algunas personas llaman a esta conciencia «mindfulness». La atención plena puede ayudarte a disfrutar más de la vida y a entenderte mejor a ti mismo. Puede cambiar positivamente tu forma de sentir la vida y tu manera de afrontar los retos.

La capacidad de calmar la mente tras una experiencia negativa, es un factor importante para la salud emocional y la satisfacción laboral. Un programa de bienestar que ayude a desarrollar la resiliencia emocional equipará a los empleados para afrontar la decepción, el fracaso o la crisis, aprender de ellos y seguir adelante. Esta habilidad no sólo es valiosa en el lugar de trabajo, sino que también ayuda a los empleados a hacer frente a crisis o retos personales.

El cerebro reconoce los rechazos y los fracasos del mismo modo que reconoce el dolor físico. Aunque la mayoría de las personas saben que deben cuidarse cuando están físicamente enfermas, no siempre piensan en darse el mismo nivel de cuidado cuando han recibido un golpe en su autoestima. De hecho, cuando la autoestima disminuye, tendemos a ser aún más duros con nosotros mismos, creando un círculo vicioso que nos hace aún más vulnerables al estrés, la ansiedad y la depresión.

Incluso en los lugares de trabajo más positivos, es inevitable una cierta cantidad de estrés, pero muchos empleados no consiguen gestionarlo. En cambio, se sienten abrumados, improductivos y ansiosos. Si no se aborda, este estrés en el lugar de trabajo puede conducir rápidamente al agotamiento y crear problemas de salud.
Puede que los empleados adoren su lugar de trabajo y su función, pero incluso el empleado más dedicado se quemará si está sobrecargado de trabajo por las largas horas, los turnos mal programados o los tiempos de “crisis” que se repiten constantemente. Las empresas pueden enorgullecerse de su ambiente de trabajo, sin darse cuenta de que el exceso de trabajo tiende a disminuir rápidamente la productividad real.

Los empleados exitosos y leales quieren sentirse apoyados y valorados, con “defectos emocionales” incluidos.
Pero la salud emocional puede ser un tema delicado. Los empleados pueden ser reacios a compartir sus problemas, ya que les preocupa que sus supervisores los vean como débiles, inestables o incapaces. En lugar de ello, pueden hacer frente a la situación desvinculándose de los objetivos de la empresa y reduciendo su productividad e interacción y participación con sus compañeros y responsables. Otros empleados pueden hacer frente a sus problemas de salud emocional de forma poco saludable, recurriendo a las drogas o al alcohol como vía de escape.